Una investigación de
la Universidad Estatal de Arizona y el Instituto Nacional de Antropología e
Historia de México (INAH) dirigida por la
arqueóloga Cristina García Moreno encontró en el pequeño pueblo de Onavas en
ese país, esqueletos de seres humanos con los cráneos deformados.
Según los expertos,
las modificaciones que estos cuerpos presentan servían para diferenciar las
clases sociales y para rituales en las antiguas sociedades prehispánicas.
Este procedimiento
empezaba cuando el bebé nacía y su cráneo no estaba aún endurecido, lo que le
permitía ser moldeado.
Por el momento se han
encontrado 25 cuerpos en Sonora, México, de los cuales
13 tienen esta forma craneal además de modificaciones dentarias que se
realizaban a los 12 años como un rito de paso a la adolescencia.
Los restos humanos
estaban decorados con brazaletes y collares, pero extrañamente, algunos están
hechos con conchas de mar inexistentes en esa región de México.
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